domingo, 29 de mayo de 2022

Combinación letal: ASDE + EDEESTE= inoperancia total

 

Claudia Fernández

 

Parecería que tanto la Alcaldía como la empresa energética se han combinado para hacer la vida de los parroquianos del municipio más grande y floreciente del país en un verdadero infierno.

 

Basura por aquí, basura por allá. vertederos improvisados, eso es parte del odioso día a día que viven los residentes de Santo Domingo Este, y si de apagones se trata, no hay ya nada qué decir. Pero si te atrasas un día o te faltan dos pesos para completar el pago de la factura...¡Ojo! te pueden suspender el servicio ¡por deuda! y te lo dicen las propias cajeras con una tranquilidad que espanta. Si a esto sumamos el servicio ¿de agua? Muy bien gracias.

 

De pandemónium, desastre, inoperancia, negligencia, los calificativos no terminan para definir el calvario de los moradores del municipio de mayor desarrollo en todos los sentidos de todo el territorio nacional.

 

La situación que viven los habitantes de Santo Domingo Este en cuanto a los principales servicios que deben ofrecer las autoridades es desesperante. Mal ayudan al gobierno de Luis Abinader estas autoridades, que más bien parece trabajan para el enemigo.

 

EDEESTE y el uso, abuso y mal uso del poder

 

Pero si de cobrar de manera compulsiva, bajo pena de corte inmediato, ni cortos ni perezosos, los brigadistas llegan rápidamente para suspender el servicio, sin embargo, cuando se reportan averías, hay que esperar de 48 a 72 horas a que solucionen el problema, si es que lo solucionan.

 


El maltrato al usuario llega a límites vergonzosos, en servicio al cliente, solo hay clientes, no servicio. Las personas a las que los contribuyentes, que somos todos, pagamos su salario, maltratan sin piedad a quienes van a buscar posibles soluciones a sus problemas, con el agravante de que nunca los resuelven.

Apagones van y apagones vienen, averías grandes y graves, como explosión de transformadores, caídas de postes de luz carcomidos ya por el tiempo. Calles y avenidas mal alumbradas o a oscuras, es el deprimente espectáculo que vive día tras día el ciudadano que vive en este municipio, repito, el de mayor crecimiento, mayor desarrollo social, económico, demográfico, industrial y el de más alto índice de fallos de sus autoridades locales. ¿hasta cuándo? Parece que una maldición cayo sobre esta demarcación, desde que fue creada la provincia Santo Domingo.


Peor gestión municipal de todos los tiempos

 

De fiasco, disparate, vergüenza, califican algunos residentes en Santo Domingo Este la actual gestión del alcalde Manuel Jiménez, quien ha sido calificado como el peor de los cuatro que han pasado por el gobierno municipal.

La situación, en cuanto a recogida de basura, no puede ser peor. Montones de basura se acumulan en calles y callejones, calles sin asfaltar, incumplimiento de las regulaciones municipales, abandono de parques y otros lugares de recreación, ocupación de calles y aceras por negocios y negociantes, construcciones hechas fuera de las regulaciones que plantea la ley, son solo una pequeña muestra de la gestión de Manuel Jiménez.


La desfachatez ha llegado a límites increíbles, al querer, contra viento y marea, construir un depósito de desechos sólidos en una zona protegida como los humedales de los ríos Ozama e Isabela, quiere cambiar el nombre del municipio y una serie de disparates más. Pero de cumplir con el trabajo par el que fue electo, eso no. Jamás.


 


Y del servicio del agua… ¿Cuál agua, cuál servicio?

 

Si del servicio de agua hablamos, en Santo Domingo Este, nunca ha existido,- mucho se hablo a finales de los 90´de la construcción del acueducto Barrera de Salinidad, esta zona, antes de que se creara la provincia y el municipio, hasta que en 2016, se inauguró la primera etapa, que no ha servido para nada, ya quy la falta de agua es uno de los principales problemas de la comunidad.

 

De 800 a mil 200 pesos hay que disponer para poder comprar un camion-cisterna, pues en muy pocos lugares llega con regularidad. En este municipio sí que es el preciado líquido, ya que hay que pagar para obtenerla y también por el servicio que no llega. ¿En dónde estamos viviendo?, ¡por Dios!




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